De Pekín a Medellín.
De Pekín a Medellín, viajó en monopatín el mandarín que tocaba violín. Lo invitaron a Cosquín, se equivocó y llegó a Junín, donde se hospedó en un bulín que le recomendó Alfonsín. Se dio un gran festín, charló con Darín –defensor del delfín-, bailó toda la noche hasta su fin. Quedó hecho aserrín, durmió como un adoquín. Y de dinero, se quedó sin.
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